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Sexo en las Rocas 25-marzo-2014

25 Mar 14 - 15:44

Derechos, sí, pero poquitos
Silvia Susana Jácome
 
El pasado 20 de marzo de publicó en la Gaceta Legislativa del Estado de Veracruz la iniciativa para que se apruebe la Ley de Sociedad de Convivencia y se regularicen las uniones entre personas del mismo sexo.
La iniciativa, presentada por el diputado de Movimiento Ciudadano Cuauhtémoc Pola, pareciera ser una buena noticia. De hecho, quienes preferimos ver el vaso ‘medio lleno’ consideramos que lo es. De aprobarse, por primera vez en la historia de Veracruz se otorgarían derechos a las parejas del mismo sexo… poquitos derechos pero, dijera mi tío Pepe, “algo es algo dijo un calvo”.
La exposición de motivos que presenta el diputado Pola es impecable. Recuerda que  reformas recientes a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos prohíben, en su artículo primero, toda discriminación por motivo de preferencias sexuales.
Señala que la falta de disposiciones legales a este respecto –a las parejas del mismo sexo- provoca graves actos de discriminación que se traducen en despojo de bienes, pérdida de herencias legítimas, imposibilidad para representar a la pareja en caso de incapacidad mental, e imposibilidad para decidir sobre tratamientos médicos en la pareja, entre otros.
Alude también a numerosos tratados internacionales que ha firmado nuestro país en los que se establece que “la orientación e identidad sexuales son esenciales para la dignidad y humanismo de la persona, resultando imperativo el reconocimiento de las uniones personales afectivas existentes mediante una declaración oficial”.
También recuerda la postura de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que, al resolver una demanda de inconstitucionalidad interpuesta por la Procuraduría General de la República, dejó en claro que “el derecho a constituir una familia debe ser siempre y en todo momento reconocido para todo individuo sin que pueda alegarse, en su caso, la existencia de una configuración específica reconocida para familia, el derecho natural o la imposibilidad biológica para procrear invocando la reproducción como fin mismo de la unión sexual”.
Hasta ahí todo iba muy bien, y parecería que la consecuencia lógica de semejante argumentación sería una iniciativa de ley para que el matrimonio pudiera celebrarse entre personas del mismo sexo en la entidad. Pero no fue así. Tras la brillante exposición de motivos, el legislador somete “a la consideración de este Pleno, la iniciativa con proyecto de Ley de Sociedades de Convivencia para el Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave”. Lo que en términos llanos significa que les vamos a dar derechos a gays y lesbianas, pero no todos. O los vamos a discriminar, pero nada más tantito.
¿Por qué semejante incongruencia?, ¿por qué quedarse en una figura tan limitada cuando en el Distrito Federal –y en muchos países- ya existe el matrimonio igualitario, con todos los derechos?
No es una cuestión de semántica, no; es una cuestión de derechos. Los contrayentes en Sociedad de Convivencia podrán heredar a sus parejas, sí; podrán representarlas en caso de incapacidad mental; podrán visitarlas en un hospital y tomar decisiones por ellas en caso de intervenciones quirúrgicas. Pero, a diferencia de los matrimonios –figura de la cual seguirán excluidos- no podrán adoptar menores y no queda claro si podrán inscribir a sus parejas en el régimen de seguridad social.
Nadie puede negar que, de aprobarse la iniciativa, será un avance en materia de derechos para las personas de la diversidad sexogenérica, pero no es suficiente. Da la impresión que al legislador le tembló la mano y no quiso enfrentar la batalla que sectores conservadores –empezando por la mayoría de las iglesias- van a iniciar para oponerse a la iniciativa.
Desconozco si sus cálculos sean certeros y si sus compañeros y compañeras en la Legislatura respaldarán la iniciativa. Cuando estaba en la escuela, mi padre solía decirme “tírale al diez para que por lo menos le llegues al ocho”. Me da la impresión que el diputado Pola le está tirando al ocho y, acaso, no llegue ni siquiera al seis. Otra cosa hubiera sido ir por todo y contar con suficiente margen de maniobra para que “de lo perdido, lo que aparezca”.
Apenas anunciada la iniciativa los sectores conservadores empezaron su ofensiva para detener esta ley. Habrá que ver si la sociedad civil, y sobre todo los grupos de la diversidad sexogenérica, se manifiestan en consecuencia y exigen no sólo la aprobación de la sociedad de convivencia sino del matrimonio y de otras leyes de urgente necesidad para la población LGBTTTI.
La coyuntura parece favorable. Hace unos días el Estado mexicano decretó el 17 de mayo como el Día Nacional de la Lucha en Contra de la Homofobia. El próximo sábado se llevará a cabo la marcha LGBTTTI en las calles de Xalapa y dará inicio la V Semana Cultural de la Diversidad Sexual. Será un espacio importante para que la comunidad se exprese y haga valer sus demandas. Si, por el contrario, se queda callada y permite que los grupos conservadores impongan sus intereses, tendremos que seguir esperando.
Ojalá que no sea así; ojalá que la población se manifieste a favor de los derechos, y que las diputadas y los diputados se den cuenta que estamos en el siglo XXI y que las naciones más avanzadas –en lo social, en lo económico y en lo cultural- hace tiempo que garantizan estos y otros derechos. Urge que avancemos, aunque sea un poquito. (silviasusanajacome@outlook.com) 

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